Estratos

“De stad beweegt in de palm van mijn hand” [1]
Benno Barnard


Como los sedimentos que depositándose van creando la roca, como las nubes que llevadas por las corrientes de aire se desplazan en distintas capas, así la ciudad se mueve por estratos, la vida urbana sucede en lentos movimientos horizontales de franjas superpuestas que se miran de arriba (o de abajo) unas a otras sin tocarse nunca, o casi.
Observa la vida de un barrio organizada en recorridos rutinarios repetidos por los mismos sitios. Ve a otro barrio y observa cómo la gente transcurre también del mismo modo por otros mismos sitios repetidos. Si vas a un tercero, no te sorprenderá que personas muy diferentes (mucho más ricas o pobres, vestidas de otra manera y hablando otra lengua) hagan las compras o vayan al trabajo o a la escuela según diagramas similares.
¿Todas las ciudades se mueven así? No lo sé. Pero en Bruselas las placas que la conforman son particularmente diferentes y quizá por lo mismo indiferentes unas de las otras. Hay estratos más oscuros o luminosos, más verdes o grises, más apagados o brillantes, espacios tristísimos, otros con notas de alegría, algunos que pesan como piedras en el alma y unos pocos cuya belleza alivia. Todos conviven paralela y abundantemente pero sordos y ciegos a los otros. Todos desconocen en esencia los itinerarios de los demás y los observan, como a insectos o extraterrestres, a la defensiva.
Sin embargo, en la inquietante estratificación del movimiento hay inevitablemente un ritmo y con él, una estética inventándose. Si supiéramos leer los distintos estratos superpuestos como la partitura de una sinfonía, encontraríamos el sentido total, la esencia de Bruselas.




[1] « La ciudad se mueve en la palma de mi mano », verso incluido en un mural del artista Jan van Riet en la estación de metro Place De Brouckère, en Bruselas.

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