A lo lejos se ve oscura o Cómo leer los espacios en blanco


Escrito a partir de las páginas 72-73 de Canción, de Eduardo Halfon, editado por Libros del Asteroide. Ilustración de Virginia Habegger. 


Hacen el esfuerzo de no leer pero no pueden evitar caer en las letras negras y descifrarlas sin siquiera pensar en el significado. Mis ojos.

Caen sobre todo al comienzo de la página o del párrafo donde ‘No fue así’ o ‘Esa señora’ parecen estar esperándolos. ‘Empezaron las marimbas.’ Empiezan a sonar en mí las marimbas al ritmo de esta lectura que querría no ser pero no puede consigo misma. Quien sabe leer, quien ha aprendido, no puede evitar leer lo que se le pone delante: ‘la memoria de mi papá’, ‘Louis Mitelberg’, ‘domingo’.

Justo debajo de ‘guerrilleras’, se extiende un espacio más amplio, del ancho de tres líneas, que me deja descansar la vista y me subraya lo que está arriba, ‘las guerrilleras’, y abajo, ‘sabía muy poco del se-‘ (¿secreto? ¿sexo? ¿seguro? ). El hueco dibuja una especie de rectángulo con un borde redondeado a la izquierda donde asoman las palabras ‘padre’ y ‘marimbas’, las dos seguidas de punto y aparte.

Si me detengo en ese blanco y no miro el resto, si leo solo lo que rodea el hueco, dice así: ‘Fue una de las guerrilleras, padre marimbas, y sabía muy poco del se-‘. Podría dibujar una línea para trazar el contorno de ese hueco, una forma como de lago que, si decidiera tener en cuenta todos los espacios en blanco, se prolongaría en líneas irregulares y zigzagueantes hacia arriba y hacia abajo, en tres líneas horizontales como caminos a la izquierda y en un largo espacio vertical         -¿una autopista?- a la derecha.

Si tomara la autopista, iría más rápido hacia arriba o hacia abajo. Hacia arriba leería ‘guerrilleras de entera, papá’ y hacia abajo ‘se- siem- (¿se siembra? ¿sé siempre? ¿seguro siempre?) imaginaría o verrugas (u otra cosa) (de la) señora emperifollada,’ y ahí, tras la coma, se abre a la izquierda otra ancha carretera que desemboca en ‘rojo’.

Luego hay una línea de letras solita, como hilera de casas en un pueblo patagónico, y se abre una segunda carretera ancha a la izquierda que acaba en ‘canasto’.

Si en lugar de girar a la izquierda, sigo por la autopista hacia abajo, paso por ‘no grande boca sa- (¿sabría? ¿sabe?) flotar’ y, un poco alejada, otra vez ‘marimbas’.

Así leída la página, se diría que papá y marimbas son los protagonistas de la historia, junto con la guerrillera emperifollada.

Después de las marimbas, abajo, se abre un enorme espacio, enorme con respecto a las letras y a los otros espacios en blanco, en cuyo centro flota una flor minúscula de siete pétalos. Si cubrimos nadando esa distancia, llegamos a ‘No fue así’. ¿No fue así lo de papá con la señora guerrillera entonces? ¿Y quién tocaba las marimbas?

Curiosamente, la misma autopista que bajaba a la derecha, cruza como un puente el espacio de la flor y, andando por ella, leemos ‘y París’.

¿El papá tocaba las marimbas con la señora en París? Para saberlo, habrá que saltar a la página de enfrente, donde no hay casi huecos. Dos autopistas paralelas, una a la izquierda y otra a la derecha, y un solo camino horizontal bien abajo, que deja otra hilera de casas patagónicas antes de dar vuelta la página.

Si tomamos la autopista de la izquierda, a nuestra derecha vemos ‘estábamos bo (¿beaux?

¿guapos? Como estaban en París… ¿o borrachos? O, a lo mejor boludeando) (en) el como allá, esculpido artista como imagen, le domingo (¿del verbo ‘domingar’?) en ción nasse fruncida bulla la tampoco de zona era discutir brío su lencio oscura la.’

Quizás se trate de un rompecabezas y haya que ponerlas en orden. ¿A ver…? 

‘Estábamos como imagen de domingo, como allá esculpido en la zona oscura. El artista, su nasse fruncida, tampoco era bo. Bulla y brío. Discutir como ción, le lencio.’

Y si bajamos, en cambio, por la derecha, a nuestra izquierda leemos ‘rum en Columbia (¿Ron en Colombia?) año Dreyfus el conocido la capitán aquel paciencia intersec- Montpar- frente la que que restaurante la dueño a som- a si- casi’ ¿Será también una invitación al juego? ¿A ver…?

Con un poquito de trampa…: ‘Que aquel año, el conocido del capitán Dreyfus, que intersecó la paciencia del dueño frente al restaurante Montpar de Columbia, casi siguió a la sombra’.

Casi, y cruzando el ancho río llegamos a ‘prodigiosa’. A lo lejos se ve ‘oscura’.

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