El corazón en México
Mi marido tiene
el corazón en México. Una delicada red de venillas cruza el océano y lo une al
cuerpo que respira, come y anda en este país también esdrújulo donde vivimos. A
lo largo de miles de kilómetros las venillas sutiles se estiran, se sumergen en
el agua salada, se alargan tanto que se rompen a veces, luego se trenzan o se
anudan, se extienden después por debajo del mar, se tuercen o enrulan y por fin
emergen en la costa opuesta.
Convendrá usted
que esta situación no es de las más llevaderas. Aparte de los muchos peces que
ahí anidan y desovan, y cuyas crías mordisquean las fibrillas rojas con
deleite; aparte de los cardúmenes que se enredan entre los hilos o algunos
pulpos que ejercitan sus tentáculos entretejiéndolos con las venas, esto le
trae no pocos inconvenientes. No sólo a mi marido, sino también al corazón.
Imagínese lo que
es vivir día tras día, año tras año, el cuerpo aquí, bajo estas nubes bajas, y
el corazón allá, palpitando en esa inmensidad azul, bebiéndose la luz
meridiana. Un ritmo de corceles al galope, una fiesta de colores intensos, un
puro grito de júbilo, que con el agua y la distancia van apagándose y, después
de tanto andar, al llegar al pecho, no es más que un eco de la poderosa fuerza
que fue en su origen. Si usted pudiera, como yo, pegar la oreja a su pecho
mientras fuma en la oscuridad del balcón y su mirada se pierde más allá de los
edificios de enfrente o la bruma que borronea las estrellas, comprobaría lo
quedos que suenan sus latidos.
Y qué decirle del
corazón allá solo, levitando sobre las azoteas, embriagado de sol, su roja
carne dele palpitar en medio de balcones florecidos, pero sin costillar que lo
acoja ni tronco al que asirse. Fragilidad expuesta a la primera flecha que
quisiera atravesarlo.
Algunas noches,
cuando mi marido duerme a mi lado, me meto en sus sueños y veo cómo remonta, a
brazada limpia y vuelo, el fino entramado de venas y arterias precisa y
salvajemente, hasta llegar al corazón sangrante. Lo toma con sus dos manos, se
lo pone en el costado izquierdo del pecho y sale a dar una vuelta por esas
calles, entero.
me maravilló turelato!!!
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