Adentro y afuera


Adentro hay oscuridad. Afuera hay luz.
No.
Afuera hay confusión. Adentro hay claridad.
No.
Adentro suceden en la penumbra los procesos que mantienen la vida: el corazón que late, los pulmones que respiran, el hígado que limpia, los intestinos que digieren… De vez en cuando les prestamos atención y los sentimos pero nadie los ve.
Afuera, bajo los reflectores de la modernidad, llegamos a convencernos de que la oscuridad no existe.
No. Es lo contrario.
Afuera hay conflictos por doquier. Codicia contra ignorancia. Fanatismo contra egoísmo. Individualismo contra ideología. Tormentos que no cesan. Guerras.
Y adentro es la paz de mi casa, mi puerto.
No.
Adentro son las noches de insomnio, la angustia de las decisiones equivocadas, el miedo.
Afuera son los otros, la gente, el trabajo, la rutina que apacigua con su orden preestablecido.
No.
Afuera es lo desconocido.
Adentro soy yo, que empiezo a conocerme.
No.
Adentro es el abismo insondable de mis circunvalaciones cerebrales.
Afuera es lo de siempre.
No.
Afuera está cambiando.
Adentro está cambiando también.

¿Adónde vas?


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