A los hombres


¿Has visto en los bares a esos hombres, acodados o tal vez reclinados en el asiento, una cerveza o un café a medio beber sobre la mesa, la mirada lejos, siguiendo viejas ideas o amores perdidos, cuando de repente pasa una mujer a su lado y una chispa ilumina sus ojos? Tienen una edad indefinida, aunque ninguno menos de cuarenta y algo, y si aún se permitiera fumar en los bares, habría sin duda un cigarrillo apoyado en el cenicero junto al vaso vacío. En los gestos o en el modo de vestir, un toque de melancolía los delata.

Ellos eran los antiguos cazadores, los que iban por la vida con una sed de aventura y un instinto, salvaje y a la vez caballeroso, a enfrentar peligros e intentar resolver entuertos, no siempre con éxito, lo cual no les impedía seducir a las damas que se cruzaban en su camino con una mirada rotunda o ese porte de duro, que dejaba entrever –tanto más si trataba de ocultarla- su naturaleza tierna y algo torpe que siempre nos conmueve a las mujeres.

Si te fijas, en los bares ha aparecido otro tipo de hombres hace un tiempo. Son, en general, más jóvenes. No fuman ni beben. Quizás algunos inhalen o se inyecten en la soledad de sus apartamentos de lujo, aunque quién sabe… El rasgo distintivo, sin embargo, es la mirada que, lejos de vagabundear siguiendo el humo o buscando la belleza en qué posarse, es fría y precisa, acotada al interlocutor o a la Tablet con los que concluyen un trato. Son los winners de una partida que aún se está jugando, los que han apostado por las tecnologías, los lobbys y las finanzas. Si pasa una mujer junto a ellos, no la ven, pues han perdido el deseo de todo aquello que no engendre dinero. Han sustituido la sed de aventura por codicia y los riesgos los corren practicando deportes extremos, en la realidad virtual o en la Bolsa.

Estos dos tipos de hombres, y algunos otros, conviven, se cruzan en las calles y en los bares.

Muchas mujeres prefieren a los winners, un tipo de hombre altamente eficaz y productivo, desprovisto del estorbo de la sensibilidad. Olvidan, al parecer, que es también la madre de todos los placeres.






Comentarios

Entradas populares