Apuntes sobre el barrio europeo
1.
De la casa a la oficina, ida y vuelta en bicicleta, el funcionario de la Unión acomete el pedaleo con la soberbia de quien se cree fundador de una estirpe elegida para salvar el planeta y apenas si se detiene en las esquinas para dejar pasar a los peatones del subdesarrollo.
De la casa a la oficina, ida y vuelta en bicicleta, el funcionario de la Unión acomete el pedaleo con la soberbia de quien se cree fundador de una estirpe elegida para salvar el planeta y apenas si se detiene en las esquinas para dejar pasar a los peatones del subdesarrollo.
2.
Están tristes porque sienten,
sin saberlo, en el pliegue que endurece la comisura de los labios en un gesto
de desdén y cuya aparición los asombra al verlo duplicado en un reflejo, sea en
una vidriera, sea al lavarse las manos en el baño, o en el vacío que los invade
a uno o dos centímetros por debajo de la epidermis siempre que tienen que
esperar sin nada a mano que los distraiga de sí mismos, sienten –digo-, sin
saberlo, la muerte inminente de la sociedad en que viven.
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