Foto
Inspirada en una foto de Jonathan
Eden-Drummond
Aúllan las ventanas.
Oigo gritar los
vidrios al desprenderse de los marcos y caer con estrépito en una lluvia aguda.
El rosado, sin
embargo, invita al sueño y la nostalgia.
Todas esas grietas
como ondas
dibujando en las
paredes el trazo de unas vidas pegadas a ellas por costumbre,
encariñadas tal vez
también
-las vidas-
a las fisuras que
crecen debajo de las ventanas
y un poco encima.
Los gritos de los que
ahí viven
son azul profundo,
embebidos de las
ráfagas saladas que trae el mar:
azules de tan negros,
azules de miedo
y bellos como solo el
azul puede serlo.
Pero vuelvo al rosa.
Viejo como las
sábanas de antes.
Memoria de todos los
cuerpos que entre ellas durmieron
o del interior de los
armarios
que las guardaron
plegadas y olorosas a alcanfor.
Las manos que tocan.
Las bocas que gritan.
¿Ventanas-bocas?
¿Paredes-manos? ¿O brazos? ¿O piernas?
Si las doblega el
viento hasta gastarlas
y el dolor hace
gritar a las ventanas,
o si navegan las
vidas en las grietas
y se caen de lo alto
hacia la playa,
¿dónde las arrastra
luego el mar?
Chillidos agudos,
viejas sábanas,
¿adónde van?
http://EdenDrummond.zenfolio.com/p129799353/e6e586da2
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